jueves, 21 de junio de 2012

I Will Stay Right Here (Justin Bieber y Tú)

Me desperté boca abajo con un brazo colgando fuera de la cama. Los rayos de sol que atravesaban la ventana chocaban contra mí dándome un agradable calor, aunque claro, algo que también se encargaba de subir mi temperatura era el cuerpo de Justin junto al mío, piel contra piel.
Su brazo se atravesaba sobre mi espalda y su mano caía cerca de la mía. Sonreí al recordar lo larga que había sido la noche a su lado.

Entrelacé mis dedos con los suyos, él enseguida hizo presión para que encajaran a la perfección.
  • Por fin despiertas – murmuró apasionadamente.
  • ¿Qué hora es? - pregunté estirándome y poniéndome de lado.
  • A pasado mediodía – dijo depositando un beso en mi hombro y poniendo su mano en mi cintura.
  • Es tu culpa – río levemente – me dejaste agotada.
  • Pues debes saber que la fiesta no ha acabado – declaró girándome, haciendo que quedara sobre él. Mi espalda se pegaba por completo a su torso. Llevé mi mano hasta su nuca, me encantaba revolverle el pelo. Sus dedos acariciaron mi feminidad y yo no pude hacer otra cosa que gemir.
  • Oh cielos, ¿por qué yo? - musité exhausta de placer.
  • Porque me encanta verte gozar.
Justin empezó a masajear mi monte de Venus haciendo algo de presión. Tras aquella excitación otra mano llegó para hacer movimientos circulares sobre mi clítoris. Mi respiración empezaba a ser irregular … Justin resbaló sus dedos por los labios vaginales ya hinchados y muy sensibles.
  • Aah – gemí – Dios Justin – solté un suspiro – n-no pa..res – deliré.
  • ¿Quieres más?
  • Sí – musité. Sus dedos frotaron y pellizcaron mis labios superiores antes de colocarse para abrirlos.
  • Vas a tener que pedírmelo con más ganas – dijo dejando su cálido aliento en mi cuello y produciendo un leve roce en la apertura de mi feminidad. En acto reflejo alcé la pelvis, invitándolo a que profundizara.
  • Quiero más – aullé.
  • Así me gusta – respondió satisfecho.
La fricción que empecé a sentir en mi interior producía un placer arrollador. Justin no se molestó en hacer ir despacio ni un momento, ya estaba muy excitada. Cada vez que entraba y salía apretaba más mis manos alrededor del cuello de Justin. Faltaba poco para que llegara al clímax.
  • Ya, ya … ah!! - exclamé arqueando la espalda sobre el pecho de Justin. Él enseguida me rodeo la cintura pegándome de nuevo totalmente a su cuerpo – no puedo más – supliqué – a este ritmo me vas matar – reí.
  • Esta bien – reprochó alargando cada palabra a la vez que me soltaba. Enseguida giré sobre mí misma y me senté sobre el borde de la cama – ¿nos duchamos juntos? - dijo pícaro.
  • Tengo una idea mejor – me levanté para asomarme por la ventana. Las vistas del mar desde ese hotel eran preciosas – ¿que te parece ir a la playa?
Me giré entusiasmada esperando ver un rostro de aprobación, sin embargo, su rostro no podía ser más serio. Entonces caí en la cuenta, era imposible que saliéramos juntos a la playa, corríamos el riesgo de ser fotografiados por los paparazzis.
  • Lo siento – volví a asomarme a la ventana mirando al infinito mar – se me olvidó que nadie puede enterarse de lo nuestro.
  • Más lo siento yo cielo – se levantó y me pasó un camisón – será mejor que te pongas algo de ropa si no quieres que te tire de nuevo a la cama – me guiño un ojo mientras se giraba para agarrar sus boxers.
  • ¿Hasta cuando Justin? – pregunté irritada – es tu vida, todos tenemos derecho a enamorarnos. ¿Por qué ocultarlo más? Llevamos así meses y apenas nos vemos – las últimas palabras, sin voluntad propia escaparon como un sollozo.
  • Porque si te expongo nos criticaran, seremos el nuevo centro de atención. Tan solo quiero protegerte …
  • ¿De quién? ¿De la prensa? ¿De las fans? - abrí bien los ojos.
  • De todo _____, no lo entiendes … la gente es muy mal pensada.
  • No estoy contigo por conveniencia, ni por fama, lo sabes, ¿cierto? - clavé mis pupilas en las suyas, él asintió – estoy contigo porque te quiero. Tarde o temprano, eso es lo que se reconocerá.
  • Escúchame _____, por el momento, esto es lo mejor – matizó haciendo espacios entre cada palabra – te prometo que esto cambiara – acarició mi mejilla con el dorso de su mano. A los dos segundos aparté la cara.
  • Sí, mientras tanto vivamos encerrados en un hotel – exclamé dirigiéndome al baño – me voy a duchar.
  • Te espero en la cafetería de abajo, después comeremos en el restaurante, ¿que te parece? - sonrió dulcemente pero no fue suficiente para borrar mi amargura.
  • Bien – cerré la puerta del baño de un portazo.
  • Tu mal genio se sobrepasa – comentó tras la puerta. No dije nada; abrí el grifo de la ducha – aun así me encantas – sonó como si estuviera riendo, yo también sonreí.
  • Estaré lista en menos de una hora – grité desde la ducha.
  • Te estaré esperando.
Al cabo de unos minutos, cuando supuse que Justin había terminado de arreglarse, escuché como se iba al cerrar la puerta.

Mientras el agua fresca discurría por mi cuerpo me pareció que todos los problemas iban despareciendo, fui relajándome y me puse a recordar el día en que conocí a Justin.

FLASHBACK

Yo me estaba hospedando en un hotel de Los Ángeles, iba a tener una sesión de fotos al día siguiente para la exposición de los nuevos modelos Ferrari. El trabajo pintaba muy bien, estaba feliz porque cobraría más que nunca y esa experiencia iba a ser mejor que cualquier otro modelaje que hubiese hecho en toda mi mísera carrera de modelo.

La suerte de ser contratados la tuvimos tres chicos y un par de chicas además de mí. Todo fue bien, distintas poses en el capó, en la puerta, dentro del coche, sola, con pareja … y después, en el último momento, se presentó Justin. Tuve que controlarme, por no saltar a abrazarle entre gritos. Tras presentarnos con un saludo informal, el director nos informó de que él también promocionaría el coche y que debíamos irnos para trabajar a solas con Justin.

No podía dar crédito a lo que veían mis ojos; tantas veces había soñado con conocerlo y en ninguna de mis ilusiones imaginé una situación así.
Regresamos todos juntos al hotel y después cada uno fue a su habitación. Había conocido a Justin Bieber y no había podido decirle nada de lo que hubiese querido, lo había conocido y ni si quiera tenía pruebas … aquella frustración hizo que me sintiera ahogada entre aquellas cuatro paredes y salí al patio del hotel.
Ya era de noche, las antorchas iluminaba la zona y me tumbé en una de las tumbonas que había cerca de la piscina. Cerré los ojos … necesitaba desconectar, pero pasados unos minutos una voz interrumpió mi estado de desconexión.
  • Tú estabas en la promoción de Ferrari, ¿no? - abrí los ojos y lo vi plantado en frente de mí con una sonrisa – ¡hola! - saludó cuando me quedé mirándolo por la sorpresa – soy Justin.
  • Lo sé – reí – ¿quién no lo sabe? - dije para mí, pero él también sonrió.
  • Y tu eres … - se sentó en una tumbona al lado de mí.
  • ¡______! - exclamé - Me llamo _____ - dije más relajada.
  • Bien ______, ahí dentro nos están esperando. Al parecer, vamos a cenar todos los del anuncio juntos.
FIN FLASHBACK

Desde aquel momento empezamos a hablar, ambos encajamos de manera natural. ¿Acaso las fans y Beliebers no podrían entenderlo? Yo lo era, y si hubiese encontrado cualquier otra chica que lo hiciese feliz lo hubiera aceptado. Seguro me hubiese puesto celosa, Justin es un gran chico que sabe cómo tratar a una mujer, pero hubiese respetado su decisión de entregar su corazón y me alegraría por su felicidad.

Salí de la ducha dándole vueltas a la cabeza, cogí un vestido del armario y unos zapatos planos para vestirme y en cuanto estuve lista salí de la suite para ir a la cafetería. Justin estaba en la barra conversando con el camarero animadamente, hasta que llegué yo. Pasó su brazo por mi cintura y se levantó.
  • Ven, sentémonos en una mesa, pedí tu comida preferida – me guiñó un ojo.
  • Justin … siento que hayamos discutido – comenté mientras él retiraba una silla invitándome a sentar como un caballero.
  • Era algo que no habíamos hablado nunca – me dio un beso en la mejilla desde atrás cuando me senté. Después se sentó frente a mí – no me gusta nada que te enfades conmigo.
  • No me llegué a enfadar … es solo que, pasamos mucho tiempo separados y cuando podemos estar juntos no podemos ni tomar el aire.
  • _____, sé que no es fácil pero …
  • No Justin, no lo es – le interrumpí – tú tienes una vida increíble en la que yo apenas encajo – hice una pausa – tan solo soy una simple modelo de revistas desconocidas.
  • Tú eres una de las personas más importantes para mí, ¡claro que encajas! - reprochó – y no eres una simple modelo, eres una modelo increíble, ¡yo lo he visto!
  • Estuve pensando en dejarlo todo para poder estar contigo más tiempo … aunque tampoco quiero ser una carga – suspiré.
  • Jamás serías … - el camarero llegó con los platos y nos sirvió – muchas gracias – agradeció Justin cuando terminó su tarea – tú nunca serías una carga _____, pero tampoco quiero que dejes tus sueños por mí.
Agaché la vista al plato y clavé el tenedor entre la pasta, a los segundos me la llevé a la boca, estaba deliciosa. No quería mirar a los ojos de Justin, seguro esperaba una respuesta y si no se la decía la descifraría con mi cara. Tenía la sensación de estar haciendo todo mal cuando lo único que quería era mejorar tan solo un poco la relación.

Justin también empezó a comer, ninguno volvió a hablar y yo perdí todo el apetito. Deje los cubiertos a un lado y me quedé mirando las parejas bailando que había al otro lado de la sala. Encima de un pequeño escenario había un grupo de músico que tocaban y cantaban distintos estilos. Sin darme cuenta, Justin se puso a mi lado, tomó mi mano y nos llevó entre las otras parejas para bailar. Nunca habíamos bailado juntos; sus manos fueron a mi cintura y yo apoyé las mías en sus hombros. Su mirada era tan intensa que no pude aguantar mucho tiempo observándola, me apegué a él y posé mi cara en su pecho mientras ambos nos balanceábamos de un lado a otro sin apenas movernos del sitio. Cuando la canción terminó nos separamos y él se acercó a mi oído.
  • Siéntate por allí – me señaló la barra de la cafetería – vuelvo enseguida.
  • ¿A dónde vas? - me extrañé.
  • He decido que voy a pasar el resto del día intentando convencerte de lo especial que eres para mí – me besó la frente – ve allí – me volvió a indicar.
Fui a sentarme, no tenía idea de lo que podía rondar por la cabeza de Justin. Cuando me senté en uno de los taburetes, giré sobre mi misma para comprobar por qué los músico habían dejado de sonar. Entre los músicos se encontraba Justin, que poco después cogió una guitarra y se sentó frente a un micrófono. No dijo nada, tan solo me miró cuando empezó a tocar los primeros acordes, su sonrisa era triunfante. http://www.youtube.com/watch?v=ApK83XWd_NU&feature=related. No dejó de mirarme ni un solo momento, me estaba dedicando “Be Alright” delante de un montón de gente. Gente que miraba hacia donde iban sus ojos, hacia mí.

Justin terminó y los espectadores le dedicaron sus aplausos. Él dio las gracias y bajó del escenario para regresar conmigo.
  • Gracias Justin – sonreí ampliamente – me encantó.
  • Eso es lo que quiero – pellizcó mi barbilla – verte contenta.
Volvimos a nuestra suite y pasamos el resto de la tarde tirados en la cama viendo unas películas hasta que fue de noche. El teléfono del hotel sonó y Justin contestó, la llamada no duró ni un minuto, en lo que él agradecía algún favor.
  • Vamos a la playa – anunció en cuanto colgó.
  • ¿Qué? ¿Ahora? - miré el reloj, él tomó mi mano antes de que viera la hora.
  • No vamos a poner límites de tiempo ahora que estamos juntos.
Aquella idea me encantaba. Rápidamente me puse el bikini y un vestido playero. Bajamos cogidos de la mano; estaba siendo el mejor fin de semana que habíamos pasado juntos.

En la playa habían preparado un porche con unas antorchas y velas, una mesa con comida y algunas flores alrededor. El ambiente no podía ser más romántico, todo era para nosotros solos.
  • Justin, todo esto es … perfecto – me giré y miré sus labios, dibujaban una linda sonrisa.
Su rostro se aproximó al mío rozando su nariz conmigo. Yo me mordí el labio inferior y Justin inconscientemente se humedeció los suyos. Nos fundimos en un beso dulce y tierno que se tornó en algo más apasionado. Cuando nos separamos para coger aire, el finalizó el encuentro de nuestras bocas con el suave contacto de nuestros labios.
  • ¿Sabes lo que hay de cena? - sacudí la cabeza y miré de nuevo la mesa servida – Eso que hay en medio es una fuente de chocolate – río – y tenemos varias frutas.
  • Te amo – dije emocionada.
  • Y yo a ti, amor.
Estuvimos probando fresas, manzana, naranja, plátano, cerezas... entre risas acabamos jugando con el chocolate, él me manchó la nariz y yo le llené la cara. Al ver su cara malintencionada salí corriendo pero Justin me alcanzó rápido y con sus manos llenas de chocolate fundido me cubrió ambas mejillas. Después besó mi cara y saboreó mi cara con su lengua.
  • Estás más dulce que de costumbre – rió. Yo froté mi otra mejilla contra la suya, llenándolo también de chocolate – tramposa – susurró.
  • Es para que los dos seamos igual de dulces – me burlé.
Justin me ajustó sus brazos a mi cintura y me aupó unos centímetros del suelo. Al darme cuenta de sus intenciones pataleé.
  • No, no, Justin. Al agua no – reí – sal con azúcar no es buena mezcla.
Pero no me hizo caso y con vestido y todo me tiró al mar. Cuando él se quitó la camiseta y los pantalones se metió conmigo. Nadamos juntos y jugamos juntos pero tardamos pocos minutos en salir porque empezaba a hacer frío.

Me quité el vestido empapado y me sequé con una de las toallas que había preparadas.
  • Toma mi camiseta – me prestó Justin que ya se había puesto los pantalones.
  • ¿Qué van a pensar los del hotel de mí cuando me vean, eh? - le miré mal.
  • Qué estas muy sexy – rió. Miré su torso desnudo, si yo estaba sexy, él era un Dios.
Recogimos nuestras cosas y volvimos a nuestro dormitorio intentando pasar desapercibidos por los trabajadores del hotel. Afortunadamente, era tarde y no había mucho personal.

Ya en nuestra suite me quité la camiseta y se la devolví a Justin.
  • Estoy helada – comenté.
  • Yo sé una táctica para entrar en calor – se acercó a mí y me mordió el lóbulo de la oreja. Un estremecimiento recorrió todo mi cuerpo.
  • Yo había pensado en darnos una ducha – repliqué mientras él besaba mi cuello.
  • No hay problema.
Sus manos se pusieron bajo mis muslos y me levantó, yo rodeé su cuerpo con mis piernas. Justin se dirigió a la ducha y aprovechando que yo estaba bien sujeta a él llevó un brazo a mi cintura y otra a mi nuca. Me abracé a su cuello y fue dando leves mordiscos, la parte superior del bikini se desprendió. Justin me arrinconó contra la pared y encendió la ducha, por la cuál salía agua de todas partes. Justin tiró de mi pelo hacia atrás para que me separara de él y obtener la vista de mis senos. Tomó uno de ellos con la boca, yo me sujeté a alguna parte de la ducha. Las piernas se me empezaban a cansar, así que puse los pies sobre el suelo. Me agaché y le quité a Justin los pantalones a la vez que bajaba su bañador.

Su erección era enorme, Justin quitó los lazos de las braguitas del bikini. Ambos estábamos desnudos en la ducha, su brazo se ajustó a mi cintura e hizo que girara, quedando de espaldas a él. Estaba muy duro, su virilidad chocaba contra mi muslo. Una de sus manos masajeaba mi pecho y la otra el monte de Venus. Justin me penetró desde atrás y a la vez tocó mi clítoris. Los jadeos de los dos eran ocultados por el sonido del agua al chocar por todas partes. Por muy mojada que estuviera, era imposible no sentir que estaba ardiendo por dentro. Las embestidas de Justin eran majestuosas.
Jadeé, grité su nombre y cuando llegamos al orgasmo me dejé caer en sus brazos.
Justin apagó la ducha y me llevó hasta la cama, donde caí rendida a un profundo sueño.
* * *

Apreté los ojos cuando empecé a ser consciente de la realidad. Abrí los párpados tan solo un poco pero los volví a cerrar, la luz era cegadora. El ruido del televisor fue lo que me despertó, sin embargo no prestaba atención a lo que decía.
  • ¿Qué hora es? - dije estirándome por toda la cama hasta que choqué contra Justin.
  • Han pasado las diez – respondió tenso. Abrí los ojos para ver su cara. Llevaba el pelo revuelto de una manera demasiado erótica para mí.
  • ¿Has desayunado? - pregunté inocentemente – Quizás te venga bien para animar tu cara – me apoyé en el codo y le di un tierno beso en la cara.
  • _____, mira las noticias – me ordenó. Volví la vista a la televisión y salía una periodista hablando sobre una foto. Después pasaron a otra y después otra, todas de nosotros.
  • Son de anoche – dije para mí – bueno, por lo menos no se ve bien mi cara – dije para tranquilizar a Justin.
  • ¿Sabes?, yo también estoy harto de esconderme – dijo serio – no voy a negar más que tengo novia – me miró – además, ¿por qué reservar a alguien de quién estoy orgulloso de tener como pareja? - una sonrisa surgió de la nada – Se acabó, vamos a vestirnos.
  • ¿A dónde vamos a ir?
  • A desayunar – me guiñó un ojo – y a dar un paseo por la calle para que esta vez se vea bien el rostro de la mujer que es mi vida.
  • Justin, ayer mismo dijiste que lo mejor era …
  • No vamos a negar lo innegable, _____ - puso sus manos a ambos lados de mi rostro – tanto si le gusta a la gente, como si no, voy a estar contigo y te voy a proteger de lo que haga falta.
  • Entonces, demos un paseo cogidos de la mano.
  • Como una pareja normal – sonrío y me besó firmando así un nuevo comienzo para nuestra relación.




sábado, 9 de junio de 2012

Give Your Heart a Break (Niall Horan y Tú)

Estaba sentado en una de las mesas del restaurante, como siempre, _____ se retrasaba. Miré el reloj; ya habían pasado diez minutos. Tomé un trago de mi refresco y volví a mirar la puerta. Ahí estaba ella, tan despampanante como acostumbraba. Alcé el brazo e hice señales para que me viera, en cuanto se dio cuenta sonrió y vino hacia a mí.
  • Vuelves a ser impuntual – me quejé levantándome a darle un beso en la mejilla.
  • No te quejes Niall, sabes que lo bueno se hace esperar – me guiñó un ojo y reí.
  • Bueno, siéntate y pidamos, ¡tengo hambre!
  • Para variar … - bromeó mientras miraba la lista de comida – voy a pedir este menú.
  • Ah, pues yo también – sonreí.
Tras pedir al camarero que nos trajera lo que habíamos elegido empezamos a hablar de lo que íbamos a hacer después.
  • Después de comer tenemos que ir a la pista de baloncesto, nos esperan todos allí – comentó ella.
  • ¿Jugaremos a basket? - asintió.
  • Esta vez ganaré al equipo de Net – dijo decidida.
  • Querrás decir ganaremos – enarqué una ceja y ella rió.
  • Pues claro, tú siempre estarás en mi equipo.
  • Eso espero – suspiré. ____ quedó seria mirándome a los ojos.
  • ¿Pasa algo? - me preguntó poniendo su mano sobre la mía.
  • Te gusta Net, ¿verdad? - en ese momento retiró la mano despacio y se cruzó de brazos.
  • ¿Te estás poniendo celoso?
  • ____, soy tu mejor amigo, ¿cómo crees? - me indigné – es solo que...
  • Necesitas una novia Niall – le miré sorprendido – no me mires así, necesitas una chica a la que regalar tanta ternura – sonrió – hay muchas chicas a las que les gustas.
En ese instante el camarero nos interrumpió trayendo nuestro pedido. Si había tantas chicas a las que les gustase yo no lo sabía, no tenía ojos para nadie más que ella.
  • Te tengo a ti – respondí cuando se fue el camarero – ¿o es que ya no quieres mis abrazos?
  • Adoro tus abrazos – dijo dando un mordisco a su hamburguesa – el día que no me abraces tú y yo habremos acabado – me advirtió.
  • Entonces te abrazaré siempre – le guiñé un ojo y me regaló su hermosa sonrisa.
* * *
En la cancha ya estaban algunos de nuestros amigos reunidos. Mientras esperábamos al resto, empezamos a hacer algunos tiros libres. ____ no conseguía colar ni una canasta.
  • Eh, ¿desde cuando eres tan mala? – bromeé.
  • No sé que me pasa … - torció los labios.
  • Ven aquí – me acerqué a ella y le di la pelota – vamos a hacer una canasta juntos – sonreí y ella me devolvió el gesto – pon los pies en posición – dije rodeándole por detrás y poniendo mis manos sobre las suyas – coloca las manos así – puse mi boca en su oído y le susurré – salta y tira como solo tú sabes.
____ se elevó un poco del suelo y lanzó la pelota encanastando limpiamente. Ella se giró alegre y me abrazó por encima de los hombros mientras yo rodeaba su cintura.

  • Eres el mejor Niall – me dijo apartándose.
  • Corrección, el mejor soy yo – saltó una voz detrás de mí.
  • Hola, Net – saludó ___ en tono burlón.
  • Deberíamos demostrar quién es el mejor, ¿no crees? - reté a Net mientras me giraba.
  • Como quieras – se encogió de hombros – pero esta vez ___ esta en mi equipo, ¿verdad? - se dirigió a _____.
  • No Net, yo no estaré en tu equipo hasta que ganemos – dijo ___ señalando a nosotros dos vacilante.
  • Bien, hazte la difícil – se acercó a ella y le quitó el balón de las manos – cada vez me gustas más.
Aquello hizo que sintiera un hormigueo por la espalda. Apreté los puños, ____ sonreía abiertamente. Detestaba a ese Net. ¿Cómo pudieron montar esa escenita en toda mi cara? Volví con los otros chicos y chicas que había allí.

Organizamos equipos y empezamos el partido enseguida.

En cuanto el balón estuvo en juego, una de mis compañeras tuvo la posesión del balón. Corrimos hacia la canasta, ella me lanzó el balón, dos me cubrían, hice un giro estratégico y vi a ____ libre pero Net estaba cerca, siempre estaba cerca de ella. ____ hacía señales para que le viera pero eché el balón a otro amigo que se había desmarcado. Bajó los brazos decepcionada por no haber recibido el pase, poco después un contrincante nos robó la pelota y marcaron los primeros puntos.
* * *
Ya volvíamos a casa, ____ estaba enfadada, obviamente porque habíamos perdido. Para mi consuelo, eso significaba que si volvíamos a jugar seguiría en mi equipo, ¿o tal vez no?
  • Pero Niall, ¿por qué no me pasabas la pelota? Estaba sola.
  • Ya te he dicho que no te vi.
  • ¡Mentira!
  • ¿Damos una vuelta por el parque? – cambié de tema.
  • Te odio – reprochó.
  • ¿En serio? - le miré a los ojos – llevamos años siendo amigos.
  • Los mejores amigos – rectificó – pero jugaste así de mal apropósito.
  • No es cierto ... ¿te apetece un helado? - puse una cara inocente.
  • ¿Pretendes comprar mi perdón? - puso los brazos en jarras.
  • ¿Funciona? - me incliné hacia su cara.
  • Puede – dudó mientras me fulminaba con su mirada acusadora fingida – lo quiero de fresa.
  • Para variar – reímos.
  • ¿Vienes a ver una película a mi casa? Mis padres vienen tarde y no quiero quedarme sola.
  • ¿Eso significa que estoy perdonado? - inquirí feliz.
  • Todavía no he visto mi helado de fresa – cuadró los hombros sobre-actuando.
  • Anda, vamos – pasé mi brazo por sus hombros y le besé la sien.
De camino a su casa estuvimos recordando momentos, creando planes y hablando sobre la película que íbamos a ver mientras comíamos nuestros helados. Por supuesto, ella quería ver una película romántica, “Un Paseo Para Recordar”, ni ella sabía cuantas veces la había visto ya.
  • Vamos, traeré pañuelos para llorar juntos – intentó convencerme y reí.
  • Esa no es buena idea.
  • Tengo pizza, palomitas y patatas fritas.
  • ____, tendrías que haber empezado por ahí – le reclamé. Intentamos contener la risa pero finalmente explotamos.
  • Que pasión por la comida... - suspiró ella con gracia.
Entramos a su casa y ella fue a cambiarse de ropa mientras yo preparaba los aperitivos. ____ bajó de su cuarto con una camisa de tirantes amplia y un pantalón corto y dejaba caer su melena por un hombro. No podía estar más hermosa …
  • Horan, deja de mirarme así – me señaló con el dedo – mejor voy a cambiarme.
  • No, no, no – corrí hacia ella y le agarre de la cintura – esa ropa te sienta muy bien.
  • Ya me he dado cuenta – rodó los ojos – empecemos a ver la peli, ¿va?
Dicho eso, nos sentamos en el sofá cada uno con un bol de palomitas. Al principio estábamos separados, ella en un extremo y yo en el otro, pero verla empezar a llorar hizo que me acercara y ella reposo su cara en mi hombro.
  • ¿Por qué tiene que morir? No se lo merecen – reprochó llorando.
  • Venga ____ , es solo una película – dije retirando la humedad de sus ojos.
  • Tú antes solías llorar – me acusó – ¿que ha pasado con mi sensible Niall?
  • La verdad – me rasqué la cabeza – llevo todo el rato mirándote la cara viendo como te emocionas – sonreí, ella se sonrojó y le abracé más.
  • Sabes, eres el mejor amigo que una chica podría tener – me dio un beso en la mejilla.
Aquella situación me sacaba de quicio, siempre nos habíamos llevado muy bien, confiábamos completamente el uno en el otro, siempre nos defendimos entre nosotros, ella ya había tenido alguna pareja le habían roto el corazón y yo estuve allí para animarla.

Pero ahora era distinto, _____ ya no era solo una amiga para mí, no podría aguantar verla con el prepotente de Net, no. Tenía que hacer algo, tenía que decirle la verdad.
  • Llevamos siendo amigos desde muy pequeños – tragué saliva.
  • Sí, no recuerdo un día que no lo haya pasado a tu lado – sonrió.
  • ____ - cogí aire – no quiero que estés con Net – ella alzó los ojos – no me cae bien.
  • Niall, nunca te metiste en mi tema de novios, ¿qué te pasa?
  • Él no me gusta para ti – dije agachando la cabeza.
  • ¿Y desde cuando te tiene que gustar la gente con la que salgo? - se levantó del sofá – No te puedes meter en eso por muy amigo mio que seas.
  • ¿Sabes lo que pasa? - me encaré – ¡Que ya no quiero ser un simple amigo! - ____ se paralizó y clavó sus ojos en los míos – siempre te he tenido un cariño especial, pero hemos crecido ____, ya no eres la niña con la que jugaba en los columpios, eres una mujer, la mujer … que me vuelve loco – añadí lo último en un susurro.
  • ¿Qué? - se quedó pensativa - ¿por qué no me lo dijiste antes?
  • Por que no me di cuenta hasta que me puse celoso, porque somos amigos y ante todo no quiero perderte – la frustración hacía que me dieran ganas de llorar.
  • Oh Dios, ¿por eso todo el comportamiento de hoy? - asentí, ella me abrazó, sentir su calidez hizo que me sintiera mejor, como en casa – Niall, nunca me vas a perder.
Sus ojos me miraron, sus manos fueron a mi cuello y nuestros cuerpos cada vez estaban más cerca. Tomé su cintura y busqué sus labios. Dulce, delicado, sabroso. Aquel instante se podía prolongar eternamente, jamás me hubiese querido separar si no hubiese sido para respirar.
  • Vaya – suspiró – jamás pensé que besaras tan bien – aquello me hizo sonreír.
  • Solo si me lo permites te besaré todos los días que pases a mi lado – acaricié con el dorso de mi mano su mejilla.
  • Esto es … increíble. Alguna vez pensé … en esto, en estar juntos, pero jamás creí que fuera a suceder.
  • ¿Tú me quieres?
  • De la amistad al amor hay una fina línea para cruzar – su boca aprisionó la mía – antes ya te quería, pero ahora será distinto – ambos sonreímos.
  • Te prometo que te trataré como a una princesa.
  • Siempre me sentí así a tu lado.
Al decir aquello la cogí en brazos y la besé, sentándome en el sofá con ella encima mía quedamos juntos regalándonos el uno al otro caricias, compartiendo lo más preciado de nuestras vidas, el tiempo. Un tiempo unidos que yo me encargaría de prolongar hasta el final de mi vida.