jueves, 21 de junio de 2012

I Will Stay Right Here (Justin Bieber y Tú)

Me desperté boca abajo con un brazo colgando fuera de la cama. Los rayos de sol que atravesaban la ventana chocaban contra mí dándome un agradable calor, aunque claro, algo que también se encargaba de subir mi temperatura era el cuerpo de Justin junto al mío, piel contra piel.
Su brazo se atravesaba sobre mi espalda y su mano caía cerca de la mía. Sonreí al recordar lo larga que había sido la noche a su lado.

Entrelacé mis dedos con los suyos, él enseguida hizo presión para que encajaran a la perfección.
  • Por fin despiertas – murmuró apasionadamente.
  • ¿Qué hora es? - pregunté estirándome y poniéndome de lado.
  • A pasado mediodía – dijo depositando un beso en mi hombro y poniendo su mano en mi cintura.
  • Es tu culpa – río levemente – me dejaste agotada.
  • Pues debes saber que la fiesta no ha acabado – declaró girándome, haciendo que quedara sobre él. Mi espalda se pegaba por completo a su torso. Llevé mi mano hasta su nuca, me encantaba revolverle el pelo. Sus dedos acariciaron mi feminidad y yo no pude hacer otra cosa que gemir.
  • Oh cielos, ¿por qué yo? - musité exhausta de placer.
  • Porque me encanta verte gozar.
Justin empezó a masajear mi monte de Venus haciendo algo de presión. Tras aquella excitación otra mano llegó para hacer movimientos circulares sobre mi clítoris. Mi respiración empezaba a ser irregular … Justin resbaló sus dedos por los labios vaginales ya hinchados y muy sensibles.
  • Aah – gemí – Dios Justin – solté un suspiro – n-no pa..res – deliré.
  • ¿Quieres más?
  • Sí – musité. Sus dedos frotaron y pellizcaron mis labios superiores antes de colocarse para abrirlos.
  • Vas a tener que pedírmelo con más ganas – dijo dejando su cálido aliento en mi cuello y produciendo un leve roce en la apertura de mi feminidad. En acto reflejo alcé la pelvis, invitándolo a que profundizara.
  • Quiero más – aullé.
  • Así me gusta – respondió satisfecho.
La fricción que empecé a sentir en mi interior producía un placer arrollador. Justin no se molestó en hacer ir despacio ni un momento, ya estaba muy excitada. Cada vez que entraba y salía apretaba más mis manos alrededor del cuello de Justin. Faltaba poco para que llegara al clímax.
  • Ya, ya … ah!! - exclamé arqueando la espalda sobre el pecho de Justin. Él enseguida me rodeo la cintura pegándome de nuevo totalmente a su cuerpo – no puedo más – supliqué – a este ritmo me vas matar – reí.
  • Esta bien – reprochó alargando cada palabra a la vez que me soltaba. Enseguida giré sobre mí misma y me senté sobre el borde de la cama – ¿nos duchamos juntos? - dijo pícaro.
  • Tengo una idea mejor – me levanté para asomarme por la ventana. Las vistas del mar desde ese hotel eran preciosas – ¿que te parece ir a la playa?
Me giré entusiasmada esperando ver un rostro de aprobación, sin embargo, su rostro no podía ser más serio. Entonces caí en la cuenta, era imposible que saliéramos juntos a la playa, corríamos el riesgo de ser fotografiados por los paparazzis.
  • Lo siento – volví a asomarme a la ventana mirando al infinito mar – se me olvidó que nadie puede enterarse de lo nuestro.
  • Más lo siento yo cielo – se levantó y me pasó un camisón – será mejor que te pongas algo de ropa si no quieres que te tire de nuevo a la cama – me guiño un ojo mientras se giraba para agarrar sus boxers.
  • ¿Hasta cuando Justin? – pregunté irritada – es tu vida, todos tenemos derecho a enamorarnos. ¿Por qué ocultarlo más? Llevamos así meses y apenas nos vemos – las últimas palabras, sin voluntad propia escaparon como un sollozo.
  • Porque si te expongo nos criticaran, seremos el nuevo centro de atención. Tan solo quiero protegerte …
  • ¿De quién? ¿De la prensa? ¿De las fans? - abrí bien los ojos.
  • De todo _____, no lo entiendes … la gente es muy mal pensada.
  • No estoy contigo por conveniencia, ni por fama, lo sabes, ¿cierto? - clavé mis pupilas en las suyas, él asintió – estoy contigo porque te quiero. Tarde o temprano, eso es lo que se reconocerá.
  • Escúchame _____, por el momento, esto es lo mejor – matizó haciendo espacios entre cada palabra – te prometo que esto cambiara – acarició mi mejilla con el dorso de su mano. A los dos segundos aparté la cara.
  • Sí, mientras tanto vivamos encerrados en un hotel – exclamé dirigiéndome al baño – me voy a duchar.
  • Te espero en la cafetería de abajo, después comeremos en el restaurante, ¿que te parece? - sonrió dulcemente pero no fue suficiente para borrar mi amargura.
  • Bien – cerré la puerta del baño de un portazo.
  • Tu mal genio se sobrepasa – comentó tras la puerta. No dije nada; abrí el grifo de la ducha – aun así me encantas – sonó como si estuviera riendo, yo también sonreí.
  • Estaré lista en menos de una hora – grité desde la ducha.
  • Te estaré esperando.
Al cabo de unos minutos, cuando supuse que Justin había terminado de arreglarse, escuché como se iba al cerrar la puerta.

Mientras el agua fresca discurría por mi cuerpo me pareció que todos los problemas iban despareciendo, fui relajándome y me puse a recordar el día en que conocí a Justin.

FLASHBACK

Yo me estaba hospedando en un hotel de Los Ángeles, iba a tener una sesión de fotos al día siguiente para la exposición de los nuevos modelos Ferrari. El trabajo pintaba muy bien, estaba feliz porque cobraría más que nunca y esa experiencia iba a ser mejor que cualquier otro modelaje que hubiese hecho en toda mi mísera carrera de modelo.

La suerte de ser contratados la tuvimos tres chicos y un par de chicas además de mí. Todo fue bien, distintas poses en el capó, en la puerta, dentro del coche, sola, con pareja … y después, en el último momento, se presentó Justin. Tuve que controlarme, por no saltar a abrazarle entre gritos. Tras presentarnos con un saludo informal, el director nos informó de que él también promocionaría el coche y que debíamos irnos para trabajar a solas con Justin.

No podía dar crédito a lo que veían mis ojos; tantas veces había soñado con conocerlo y en ninguna de mis ilusiones imaginé una situación así.
Regresamos todos juntos al hotel y después cada uno fue a su habitación. Había conocido a Justin Bieber y no había podido decirle nada de lo que hubiese querido, lo había conocido y ni si quiera tenía pruebas … aquella frustración hizo que me sintiera ahogada entre aquellas cuatro paredes y salí al patio del hotel.
Ya era de noche, las antorchas iluminaba la zona y me tumbé en una de las tumbonas que había cerca de la piscina. Cerré los ojos … necesitaba desconectar, pero pasados unos minutos una voz interrumpió mi estado de desconexión.
  • Tú estabas en la promoción de Ferrari, ¿no? - abrí los ojos y lo vi plantado en frente de mí con una sonrisa – ¡hola! - saludó cuando me quedé mirándolo por la sorpresa – soy Justin.
  • Lo sé – reí – ¿quién no lo sabe? - dije para mí, pero él también sonrió.
  • Y tu eres … - se sentó en una tumbona al lado de mí.
  • ¡______! - exclamé - Me llamo _____ - dije más relajada.
  • Bien ______, ahí dentro nos están esperando. Al parecer, vamos a cenar todos los del anuncio juntos.
FIN FLASHBACK

Desde aquel momento empezamos a hablar, ambos encajamos de manera natural. ¿Acaso las fans y Beliebers no podrían entenderlo? Yo lo era, y si hubiese encontrado cualquier otra chica que lo hiciese feliz lo hubiera aceptado. Seguro me hubiese puesto celosa, Justin es un gran chico que sabe cómo tratar a una mujer, pero hubiese respetado su decisión de entregar su corazón y me alegraría por su felicidad.

Salí de la ducha dándole vueltas a la cabeza, cogí un vestido del armario y unos zapatos planos para vestirme y en cuanto estuve lista salí de la suite para ir a la cafetería. Justin estaba en la barra conversando con el camarero animadamente, hasta que llegué yo. Pasó su brazo por mi cintura y se levantó.
  • Ven, sentémonos en una mesa, pedí tu comida preferida – me guiñó un ojo.
  • Justin … siento que hayamos discutido – comenté mientras él retiraba una silla invitándome a sentar como un caballero.
  • Era algo que no habíamos hablado nunca – me dio un beso en la mejilla desde atrás cuando me senté. Después se sentó frente a mí – no me gusta nada que te enfades conmigo.
  • No me llegué a enfadar … es solo que, pasamos mucho tiempo separados y cuando podemos estar juntos no podemos ni tomar el aire.
  • _____, sé que no es fácil pero …
  • No Justin, no lo es – le interrumpí – tú tienes una vida increíble en la que yo apenas encajo – hice una pausa – tan solo soy una simple modelo de revistas desconocidas.
  • Tú eres una de las personas más importantes para mí, ¡claro que encajas! - reprochó – y no eres una simple modelo, eres una modelo increíble, ¡yo lo he visto!
  • Estuve pensando en dejarlo todo para poder estar contigo más tiempo … aunque tampoco quiero ser una carga – suspiré.
  • Jamás serías … - el camarero llegó con los platos y nos sirvió – muchas gracias – agradeció Justin cuando terminó su tarea – tú nunca serías una carga _____, pero tampoco quiero que dejes tus sueños por mí.
Agaché la vista al plato y clavé el tenedor entre la pasta, a los segundos me la llevé a la boca, estaba deliciosa. No quería mirar a los ojos de Justin, seguro esperaba una respuesta y si no se la decía la descifraría con mi cara. Tenía la sensación de estar haciendo todo mal cuando lo único que quería era mejorar tan solo un poco la relación.

Justin también empezó a comer, ninguno volvió a hablar y yo perdí todo el apetito. Deje los cubiertos a un lado y me quedé mirando las parejas bailando que había al otro lado de la sala. Encima de un pequeño escenario había un grupo de músico que tocaban y cantaban distintos estilos. Sin darme cuenta, Justin se puso a mi lado, tomó mi mano y nos llevó entre las otras parejas para bailar. Nunca habíamos bailado juntos; sus manos fueron a mi cintura y yo apoyé las mías en sus hombros. Su mirada era tan intensa que no pude aguantar mucho tiempo observándola, me apegué a él y posé mi cara en su pecho mientras ambos nos balanceábamos de un lado a otro sin apenas movernos del sitio. Cuando la canción terminó nos separamos y él se acercó a mi oído.
  • Siéntate por allí – me señaló la barra de la cafetería – vuelvo enseguida.
  • ¿A dónde vas? - me extrañé.
  • He decido que voy a pasar el resto del día intentando convencerte de lo especial que eres para mí – me besó la frente – ve allí – me volvió a indicar.
Fui a sentarme, no tenía idea de lo que podía rondar por la cabeza de Justin. Cuando me senté en uno de los taburetes, giré sobre mi misma para comprobar por qué los músico habían dejado de sonar. Entre los músicos se encontraba Justin, que poco después cogió una guitarra y se sentó frente a un micrófono. No dijo nada, tan solo me miró cuando empezó a tocar los primeros acordes, su sonrisa era triunfante. http://www.youtube.com/watch?v=ApK83XWd_NU&feature=related. No dejó de mirarme ni un solo momento, me estaba dedicando “Be Alright” delante de un montón de gente. Gente que miraba hacia donde iban sus ojos, hacia mí.

Justin terminó y los espectadores le dedicaron sus aplausos. Él dio las gracias y bajó del escenario para regresar conmigo.
  • Gracias Justin – sonreí ampliamente – me encantó.
  • Eso es lo que quiero – pellizcó mi barbilla – verte contenta.
Volvimos a nuestra suite y pasamos el resto de la tarde tirados en la cama viendo unas películas hasta que fue de noche. El teléfono del hotel sonó y Justin contestó, la llamada no duró ni un minuto, en lo que él agradecía algún favor.
  • Vamos a la playa – anunció en cuanto colgó.
  • ¿Qué? ¿Ahora? - miré el reloj, él tomó mi mano antes de que viera la hora.
  • No vamos a poner límites de tiempo ahora que estamos juntos.
Aquella idea me encantaba. Rápidamente me puse el bikini y un vestido playero. Bajamos cogidos de la mano; estaba siendo el mejor fin de semana que habíamos pasado juntos.

En la playa habían preparado un porche con unas antorchas y velas, una mesa con comida y algunas flores alrededor. El ambiente no podía ser más romántico, todo era para nosotros solos.
  • Justin, todo esto es … perfecto – me giré y miré sus labios, dibujaban una linda sonrisa.
Su rostro se aproximó al mío rozando su nariz conmigo. Yo me mordí el labio inferior y Justin inconscientemente se humedeció los suyos. Nos fundimos en un beso dulce y tierno que se tornó en algo más apasionado. Cuando nos separamos para coger aire, el finalizó el encuentro de nuestras bocas con el suave contacto de nuestros labios.
  • ¿Sabes lo que hay de cena? - sacudí la cabeza y miré de nuevo la mesa servida – Eso que hay en medio es una fuente de chocolate – río – y tenemos varias frutas.
  • Te amo – dije emocionada.
  • Y yo a ti, amor.
Estuvimos probando fresas, manzana, naranja, plátano, cerezas... entre risas acabamos jugando con el chocolate, él me manchó la nariz y yo le llené la cara. Al ver su cara malintencionada salí corriendo pero Justin me alcanzó rápido y con sus manos llenas de chocolate fundido me cubrió ambas mejillas. Después besó mi cara y saboreó mi cara con su lengua.
  • Estás más dulce que de costumbre – rió. Yo froté mi otra mejilla contra la suya, llenándolo también de chocolate – tramposa – susurró.
  • Es para que los dos seamos igual de dulces – me burlé.
Justin me ajustó sus brazos a mi cintura y me aupó unos centímetros del suelo. Al darme cuenta de sus intenciones pataleé.
  • No, no, Justin. Al agua no – reí – sal con azúcar no es buena mezcla.
Pero no me hizo caso y con vestido y todo me tiró al mar. Cuando él se quitó la camiseta y los pantalones se metió conmigo. Nadamos juntos y jugamos juntos pero tardamos pocos minutos en salir porque empezaba a hacer frío.

Me quité el vestido empapado y me sequé con una de las toallas que había preparadas.
  • Toma mi camiseta – me prestó Justin que ya se había puesto los pantalones.
  • ¿Qué van a pensar los del hotel de mí cuando me vean, eh? - le miré mal.
  • Qué estas muy sexy – rió. Miré su torso desnudo, si yo estaba sexy, él era un Dios.
Recogimos nuestras cosas y volvimos a nuestro dormitorio intentando pasar desapercibidos por los trabajadores del hotel. Afortunadamente, era tarde y no había mucho personal.

Ya en nuestra suite me quité la camiseta y se la devolví a Justin.
  • Estoy helada – comenté.
  • Yo sé una táctica para entrar en calor – se acercó a mí y me mordió el lóbulo de la oreja. Un estremecimiento recorrió todo mi cuerpo.
  • Yo había pensado en darnos una ducha – repliqué mientras él besaba mi cuello.
  • No hay problema.
Sus manos se pusieron bajo mis muslos y me levantó, yo rodeé su cuerpo con mis piernas. Justin se dirigió a la ducha y aprovechando que yo estaba bien sujeta a él llevó un brazo a mi cintura y otra a mi nuca. Me abracé a su cuello y fue dando leves mordiscos, la parte superior del bikini se desprendió. Justin me arrinconó contra la pared y encendió la ducha, por la cuál salía agua de todas partes. Justin tiró de mi pelo hacia atrás para que me separara de él y obtener la vista de mis senos. Tomó uno de ellos con la boca, yo me sujeté a alguna parte de la ducha. Las piernas se me empezaban a cansar, así que puse los pies sobre el suelo. Me agaché y le quité a Justin los pantalones a la vez que bajaba su bañador.

Su erección era enorme, Justin quitó los lazos de las braguitas del bikini. Ambos estábamos desnudos en la ducha, su brazo se ajustó a mi cintura e hizo que girara, quedando de espaldas a él. Estaba muy duro, su virilidad chocaba contra mi muslo. Una de sus manos masajeaba mi pecho y la otra el monte de Venus. Justin me penetró desde atrás y a la vez tocó mi clítoris. Los jadeos de los dos eran ocultados por el sonido del agua al chocar por todas partes. Por muy mojada que estuviera, era imposible no sentir que estaba ardiendo por dentro. Las embestidas de Justin eran majestuosas.
Jadeé, grité su nombre y cuando llegamos al orgasmo me dejé caer en sus brazos.
Justin apagó la ducha y me llevó hasta la cama, donde caí rendida a un profundo sueño.
* * *

Apreté los ojos cuando empecé a ser consciente de la realidad. Abrí los párpados tan solo un poco pero los volví a cerrar, la luz era cegadora. El ruido del televisor fue lo que me despertó, sin embargo no prestaba atención a lo que decía.
  • ¿Qué hora es? - dije estirándome por toda la cama hasta que choqué contra Justin.
  • Han pasado las diez – respondió tenso. Abrí los ojos para ver su cara. Llevaba el pelo revuelto de una manera demasiado erótica para mí.
  • ¿Has desayunado? - pregunté inocentemente – Quizás te venga bien para animar tu cara – me apoyé en el codo y le di un tierno beso en la cara.
  • _____, mira las noticias – me ordenó. Volví la vista a la televisión y salía una periodista hablando sobre una foto. Después pasaron a otra y después otra, todas de nosotros.
  • Son de anoche – dije para mí – bueno, por lo menos no se ve bien mi cara – dije para tranquilizar a Justin.
  • ¿Sabes?, yo también estoy harto de esconderme – dijo serio – no voy a negar más que tengo novia – me miró – además, ¿por qué reservar a alguien de quién estoy orgulloso de tener como pareja? - una sonrisa surgió de la nada – Se acabó, vamos a vestirnos.
  • ¿A dónde vamos a ir?
  • A desayunar – me guiñó un ojo – y a dar un paseo por la calle para que esta vez se vea bien el rostro de la mujer que es mi vida.
  • Justin, ayer mismo dijiste que lo mejor era …
  • No vamos a negar lo innegable, _____ - puso sus manos a ambos lados de mi rostro – tanto si le gusta a la gente, como si no, voy a estar contigo y te voy a proteger de lo que haga falta.
  • Entonces, demos un paseo cogidos de la mano.
  • Como una pareja normal – sonrío y me besó firmando así un nuevo comienzo para nuestra relación.




sábado, 9 de junio de 2012

Give Your Heart a Break (Niall Horan y Tú)

Estaba sentado en una de las mesas del restaurante, como siempre, _____ se retrasaba. Miré el reloj; ya habían pasado diez minutos. Tomé un trago de mi refresco y volví a mirar la puerta. Ahí estaba ella, tan despampanante como acostumbraba. Alcé el brazo e hice señales para que me viera, en cuanto se dio cuenta sonrió y vino hacia a mí.
  • Vuelves a ser impuntual – me quejé levantándome a darle un beso en la mejilla.
  • No te quejes Niall, sabes que lo bueno se hace esperar – me guiñó un ojo y reí.
  • Bueno, siéntate y pidamos, ¡tengo hambre!
  • Para variar … - bromeó mientras miraba la lista de comida – voy a pedir este menú.
  • Ah, pues yo también – sonreí.
Tras pedir al camarero que nos trajera lo que habíamos elegido empezamos a hablar de lo que íbamos a hacer después.
  • Después de comer tenemos que ir a la pista de baloncesto, nos esperan todos allí – comentó ella.
  • ¿Jugaremos a basket? - asintió.
  • Esta vez ganaré al equipo de Net – dijo decidida.
  • Querrás decir ganaremos – enarqué una ceja y ella rió.
  • Pues claro, tú siempre estarás en mi equipo.
  • Eso espero – suspiré. ____ quedó seria mirándome a los ojos.
  • ¿Pasa algo? - me preguntó poniendo su mano sobre la mía.
  • Te gusta Net, ¿verdad? - en ese momento retiró la mano despacio y se cruzó de brazos.
  • ¿Te estás poniendo celoso?
  • ____, soy tu mejor amigo, ¿cómo crees? - me indigné – es solo que...
  • Necesitas una novia Niall – le miré sorprendido – no me mires así, necesitas una chica a la que regalar tanta ternura – sonrió – hay muchas chicas a las que les gustas.
En ese instante el camarero nos interrumpió trayendo nuestro pedido. Si había tantas chicas a las que les gustase yo no lo sabía, no tenía ojos para nadie más que ella.
  • Te tengo a ti – respondí cuando se fue el camarero – ¿o es que ya no quieres mis abrazos?
  • Adoro tus abrazos – dijo dando un mordisco a su hamburguesa – el día que no me abraces tú y yo habremos acabado – me advirtió.
  • Entonces te abrazaré siempre – le guiñé un ojo y me regaló su hermosa sonrisa.
* * *
En la cancha ya estaban algunos de nuestros amigos reunidos. Mientras esperábamos al resto, empezamos a hacer algunos tiros libres. ____ no conseguía colar ni una canasta.
  • Eh, ¿desde cuando eres tan mala? – bromeé.
  • No sé que me pasa … - torció los labios.
  • Ven aquí – me acerqué a ella y le di la pelota – vamos a hacer una canasta juntos – sonreí y ella me devolvió el gesto – pon los pies en posición – dije rodeándole por detrás y poniendo mis manos sobre las suyas – coloca las manos así – puse mi boca en su oído y le susurré – salta y tira como solo tú sabes.
____ se elevó un poco del suelo y lanzó la pelota encanastando limpiamente. Ella se giró alegre y me abrazó por encima de los hombros mientras yo rodeaba su cintura.

  • Eres el mejor Niall – me dijo apartándose.
  • Corrección, el mejor soy yo – saltó una voz detrás de mí.
  • Hola, Net – saludó ___ en tono burlón.
  • Deberíamos demostrar quién es el mejor, ¿no crees? - reté a Net mientras me giraba.
  • Como quieras – se encogió de hombros – pero esta vez ___ esta en mi equipo, ¿verdad? - se dirigió a _____.
  • No Net, yo no estaré en tu equipo hasta que ganemos – dijo ___ señalando a nosotros dos vacilante.
  • Bien, hazte la difícil – se acercó a ella y le quitó el balón de las manos – cada vez me gustas más.
Aquello hizo que sintiera un hormigueo por la espalda. Apreté los puños, ____ sonreía abiertamente. Detestaba a ese Net. ¿Cómo pudieron montar esa escenita en toda mi cara? Volví con los otros chicos y chicas que había allí.

Organizamos equipos y empezamos el partido enseguida.

En cuanto el balón estuvo en juego, una de mis compañeras tuvo la posesión del balón. Corrimos hacia la canasta, ella me lanzó el balón, dos me cubrían, hice un giro estratégico y vi a ____ libre pero Net estaba cerca, siempre estaba cerca de ella. ____ hacía señales para que le viera pero eché el balón a otro amigo que se había desmarcado. Bajó los brazos decepcionada por no haber recibido el pase, poco después un contrincante nos robó la pelota y marcaron los primeros puntos.
* * *
Ya volvíamos a casa, ____ estaba enfadada, obviamente porque habíamos perdido. Para mi consuelo, eso significaba que si volvíamos a jugar seguiría en mi equipo, ¿o tal vez no?
  • Pero Niall, ¿por qué no me pasabas la pelota? Estaba sola.
  • Ya te he dicho que no te vi.
  • ¡Mentira!
  • ¿Damos una vuelta por el parque? – cambié de tema.
  • Te odio – reprochó.
  • ¿En serio? - le miré a los ojos – llevamos años siendo amigos.
  • Los mejores amigos – rectificó – pero jugaste así de mal apropósito.
  • No es cierto ... ¿te apetece un helado? - puse una cara inocente.
  • ¿Pretendes comprar mi perdón? - puso los brazos en jarras.
  • ¿Funciona? - me incliné hacia su cara.
  • Puede – dudó mientras me fulminaba con su mirada acusadora fingida – lo quiero de fresa.
  • Para variar – reímos.
  • ¿Vienes a ver una película a mi casa? Mis padres vienen tarde y no quiero quedarme sola.
  • ¿Eso significa que estoy perdonado? - inquirí feliz.
  • Todavía no he visto mi helado de fresa – cuadró los hombros sobre-actuando.
  • Anda, vamos – pasé mi brazo por sus hombros y le besé la sien.
De camino a su casa estuvimos recordando momentos, creando planes y hablando sobre la película que íbamos a ver mientras comíamos nuestros helados. Por supuesto, ella quería ver una película romántica, “Un Paseo Para Recordar”, ni ella sabía cuantas veces la había visto ya.
  • Vamos, traeré pañuelos para llorar juntos – intentó convencerme y reí.
  • Esa no es buena idea.
  • Tengo pizza, palomitas y patatas fritas.
  • ____, tendrías que haber empezado por ahí – le reclamé. Intentamos contener la risa pero finalmente explotamos.
  • Que pasión por la comida... - suspiró ella con gracia.
Entramos a su casa y ella fue a cambiarse de ropa mientras yo preparaba los aperitivos. ____ bajó de su cuarto con una camisa de tirantes amplia y un pantalón corto y dejaba caer su melena por un hombro. No podía estar más hermosa …
  • Horan, deja de mirarme así – me señaló con el dedo – mejor voy a cambiarme.
  • No, no, no – corrí hacia ella y le agarre de la cintura – esa ropa te sienta muy bien.
  • Ya me he dado cuenta – rodó los ojos – empecemos a ver la peli, ¿va?
Dicho eso, nos sentamos en el sofá cada uno con un bol de palomitas. Al principio estábamos separados, ella en un extremo y yo en el otro, pero verla empezar a llorar hizo que me acercara y ella reposo su cara en mi hombro.
  • ¿Por qué tiene que morir? No se lo merecen – reprochó llorando.
  • Venga ____ , es solo una película – dije retirando la humedad de sus ojos.
  • Tú antes solías llorar – me acusó – ¿que ha pasado con mi sensible Niall?
  • La verdad – me rasqué la cabeza – llevo todo el rato mirándote la cara viendo como te emocionas – sonreí, ella se sonrojó y le abracé más.
  • Sabes, eres el mejor amigo que una chica podría tener – me dio un beso en la mejilla.
Aquella situación me sacaba de quicio, siempre nos habíamos llevado muy bien, confiábamos completamente el uno en el otro, siempre nos defendimos entre nosotros, ella ya había tenido alguna pareja le habían roto el corazón y yo estuve allí para animarla.

Pero ahora era distinto, _____ ya no era solo una amiga para mí, no podría aguantar verla con el prepotente de Net, no. Tenía que hacer algo, tenía que decirle la verdad.
  • Llevamos siendo amigos desde muy pequeños – tragué saliva.
  • Sí, no recuerdo un día que no lo haya pasado a tu lado – sonrió.
  • ____ - cogí aire – no quiero que estés con Net – ella alzó los ojos – no me cae bien.
  • Niall, nunca te metiste en mi tema de novios, ¿qué te pasa?
  • Él no me gusta para ti – dije agachando la cabeza.
  • ¿Y desde cuando te tiene que gustar la gente con la que salgo? - se levantó del sofá – No te puedes meter en eso por muy amigo mio que seas.
  • ¿Sabes lo que pasa? - me encaré – ¡Que ya no quiero ser un simple amigo! - ____ se paralizó y clavó sus ojos en los míos – siempre te he tenido un cariño especial, pero hemos crecido ____, ya no eres la niña con la que jugaba en los columpios, eres una mujer, la mujer … que me vuelve loco – añadí lo último en un susurro.
  • ¿Qué? - se quedó pensativa - ¿por qué no me lo dijiste antes?
  • Por que no me di cuenta hasta que me puse celoso, porque somos amigos y ante todo no quiero perderte – la frustración hacía que me dieran ganas de llorar.
  • Oh Dios, ¿por eso todo el comportamiento de hoy? - asentí, ella me abrazó, sentir su calidez hizo que me sintiera mejor, como en casa – Niall, nunca me vas a perder.
Sus ojos me miraron, sus manos fueron a mi cuello y nuestros cuerpos cada vez estaban más cerca. Tomé su cintura y busqué sus labios. Dulce, delicado, sabroso. Aquel instante se podía prolongar eternamente, jamás me hubiese querido separar si no hubiese sido para respirar.
  • Vaya – suspiró – jamás pensé que besaras tan bien – aquello me hizo sonreír.
  • Solo si me lo permites te besaré todos los días que pases a mi lado – acaricié con el dorso de mi mano su mejilla.
  • Esto es … increíble. Alguna vez pensé … en esto, en estar juntos, pero jamás creí que fuera a suceder.
  • ¿Tú me quieres?
  • De la amistad al amor hay una fina línea para cruzar – su boca aprisionó la mía – antes ya te quería, pero ahora será distinto – ambos sonreímos.
  • Te prometo que te trataré como a una princesa.
  • Siempre me sentí así a tu lado.
Al decir aquello la cogí en brazos y la besé, sentándome en el sofá con ella encima mía quedamos juntos regalándonos el uno al otro caricias, compartiendo lo más preciado de nuestras vidas, el tiempo. Un tiempo unidos que yo me encargaría de prolongar hasta el final de mi vida.

viernes, 8 de junio de 2012

Si comentais o puntuais los relatos me haréis muy feliz :)

"Next To You" (Zayn Malik y Tú)

Abrí la puerta rápido, allí estaba él con el pelo revuelto por la lluvia y una sonrisa torcida. No me lo pensé y pasé mis brazos alrededor de su cuello, el miraba mis labios pero subió la vista para introducirse en mis ojos. Sentí un chispazo, una corriente recorrer por todo mi cuerpo que me impulsó hacia sus labios. Capturé su labio inferior y enredamos nuestras bocas durante un largo beso. Pasé una de mis manos por el cuello de su camisa y lo hice pasar dentro de mi casa, él a su vez cerró la puerta con el pie sin separar su boca de la mía. Después el pasó sus manos por mi cintura y me giró para que quedara arrinconada contra la puerta. Finalizó el beso con un pequeño mordisco en el labio y apoyó las manos en la puerta a cada lado de mi cabeza.
  • ¿Y este recibimiento? - preguntó jadeante.
Me atreví a contemplar sus ojos, tenían un brillo especial que jamás había visto. Se iba a ir en dos días, después de todo lo que habíamos pasado juntos tenía que regresar a su mundo de la música. No quería separarme de él, la angustia hizo que se me encogiera el corazón en ese momento y en acto reflejo me abracé más a él apoyando mi mejilla sobre su pecho.
  • Te voy a echar de menos – contesté conteniendo el llanto.
Zayn besó mi coronilla y acarició mi pelo de manera muy tierna. Después me volvió a apoyar contra la puerta y puso su frente contra la mía, buscando mis ojos, pero yo solo miraba al suelo. Si volvía a ver su rostro en ese estado, empezaría a llorar por la impotencia de tener que separarnos.
  • Cariño – susurró – mi niña – hizo una pausa – por favor mírame a los ojos – sacudí la cabeza ligeramente. Él puso dos dedos bajo mi barbilla y alzó mi cuello obligándome a verlo – Yo también voy a estar pensando en ti todo el tiempo – dijo con voz aterciopelada.
Sin más remedio una lágrima emergió y cayó con lentitud. Zayn llevó la mano que tenía bajo mi barbilla hasta la mejilla y retiró el agua con el pulgar. Volví a hundirme en su pecho, odiaba que me viese en ese estado. Él me atrajo hacia su cuerpo enroscando sus brazos por abajo, dejó una rastro de besos desde el pómulo húmedo hasta el cuello. Dejándome llevar, me incliné a un lado para darle más espacio, pero él se separó.
  • ¿No íbamos al cine? – frunció el ceño.
  • Cambio de planes – reproché inmediatamente – hoy quiero estar contigo, quiero tus brazos, tus besos – dije besando los huecos de su cuello y paseando mis manos por su fornido torso – te quiero a ti – musité sin pensar, aunque no era ninguna mentira.
  • Vas a hacer que pierda el control – se sofocó y echó la cabeza hacia atrás.
  • Yo ya perdí la cabeza – admití. Él sonrió con gracia.
Sentí sus manos bajar hasta bajo mis nalgas, me cogió con fuerza y me aupó. Envolví su cuerpo con mis piernas y lo besé. Lo arrimé más a mí, aquel beso se fue intensificando. Cada vez abríamos más nuestras bocas, cada vez necesitábamos más el uno del otro. Sin darme cuenta, Zayn nos había llevado a mi cuarto. Se arrodilló en mi cama y con cuidado, me tendió en el colchón. Él se desabotonó la camiseta en cuestión de segundos, dejando ver su asombrosa musculatura. Me puse de rodillas y me acerqué reposando mis codos sobre sus hombros y llevando mis manos al centro de su espalda, acariciándolo con la yema de mis dedos, haciendo recorridos de arriba a abajo. Zayn acercó su cara a mi cuello y absorbió el perfume de piel. Poco a poco subió y me besó por el mentón y en un rápido movimiento pasó a morderme el lóbulo de la oreja. Por primera vez en mi vida gemí ante tal placer. Zayn se alejó unos centímetros de mi rostro.
  • ¿Estás segura de esto? - me acarició cariñosamente.
  • Lo estoy – dije firme mientras tomaba sus labios.
Noté el calor de los dedos de Zayn en mi piel al agarrar el borde de mi camiseta, alcé los brazos y la sacó por encima, dejando a la vista el sujetador. Me observó durante unos instantes antes de posar su boca sobre la mía una vez más, echándome de nuevo sobre el colchón, quedando él sobre mí. Fue bajando lentamente, posando besos en mi vientre y conduciendo sus manos por el costado hasta llegar a mi pantalón. Entonces se incorporó y volvió a buscar mi mirada.
  • Cariño – dijo travieso – ¿tienes preservativos?
Me quedé en blanco por un momento. Después recordé; claro que tenía. Me arrastré por la cama hasta llegar a la mesita de noche. Cogí una caja con un envoltorio y se la lancé a Zayn.
  • ¿Con papel de regalo y todo? - rió. Me mordí el labio, aquella risa me encantaba.
  • Fue un regalito sorpresa de mis amigas por mi cumpleaños – expliqué sonrojada.
  • Tendremos que darles las gracias … - comentó mientras se quitaba el pantalón. Fue entonces cuando vi su gran erección - ¿estás bien? - regresé mi vista a su cara y asentí bruscamente.
Zayn se puso a mi lado y desabrochó el botón de mis vaqueros. Los fue bajando despacio sin apartar la vista de mi cara y rozando mi piel con sus labios. Cuando terminó de quitármelos, los tiro a algún rincón de la habitación y regresó a ponerse sobre mí y seguir besando mi cuello, aunque de vez en cuando daba pequeños mordiscos. Pasé mis brazos alrededor de su espalda y lo acerqué a mí para besarle. Su lengua se abrió paso y jugueteó con la mía y sin percibirlo, me quitó el sostén.

Los nervios empezaron a ser más notables en mi interior, no sabía que hacer, quería estar con él, quería darle todo, pero tenía miedo … miedo a no gustarle, a hacer algo mal, al dolor …
  • ___, eres tan hermosa – ronroneó en mi oreja y dejó escapar su aliento sobre mi piel a la vez que recorría el cuello – te quiero.
Sentí que se me erizó el bello y un cosquilleo en la barriga, aquellas palabras me hicieron sentir segura de mí misma, segura de que estaba haciendo lo correcto.
  • Si hay algo que te moleste... - musitó serio – si necesitas que pare, por favor, dímelo – asentí – Yo intentaré ser lo más suave posible.
  • Zayn – rocé su mejilla con la mía – yo también te quiero – le sonreí. Él depositó otro beso dulce y delicado en mis labios y después se dirigió a mis senos.

Con una mano masajeó un pecho y del otro se encargaba su boca. Haciéndome gemir una y otra vez a cada toque de su lengua contra mi pezón, cuando lo succionaba y cuando me mordisqueaba. Yo enredé su sedoso pelo entre mis dedos mientras Zayn me conducía hacia el placer que nunca había sentido.

Después se levantó para desprenderse de su última prenda de ropa, el tamaño de aquella erección era enorme, debía incluso dolerle. Cogí la caja de preservativos y saqué uno de los paquetitos. Él se acercó y se hincó en el suelo para quedar a la altura de mis piernas. Colocó sus manos en mis caderas y agarró los tirantes de las braguitas. Alcé un poco la cadera y el pudo retirar la prenda de su sitio. Ambos quedamos desnudos. No quería pensar en lo que él estuviese viendo, yo tan solo veía su cuerpo esbelto y su pelo ya revuelto, estaba tan sexy...

Se sentó a mi lado y colocó un mechón de mi pelo detrás de la oreja al mismo tiempo que se acercaba a besarme. Puse mis manos en su pecho y lo empujé un poco para que esta ocasión fuera él quién quedase abajo. Besé sus pectorales, acaricié las zonas de sus tatuajes, iba y regresaba de su cuello a su boca, dejando también pequeñas marcas.

Agarré el envase del condón y lo abrí, lo saqué con cuidado y miré a Zayn, sonreía. El rubor volvió a aparecer en mis mejillas. Él pasó el dorso de su mano por las zonas encendidas de mi cara.
  • Pónmelo tú, por favor.
Dicho eso, procuré no mirarle más a los ojos porque sentí que moriría de la vergüenza y coloqué el preservativo en el glande de Zayn. Lo deslicé hacia abajo con las dos manos, masajeando un poco y creando fricción. Zayn gimió, se incorporó y me tumbó de nuevo aprisionándome entre sus brazos. Se aproximó a mí para besar mis labios, pero también rozó su miembro con mi feminidad, provocando que gimoteáramos ambos.
  • ¿Estás lista? - me preguntó mirándome a los ojos.
  • Cuando quieras – le insté.
Zayn se agachó para volver a besarme y noté como empezó a penetrarme. Me arqueé y solté un leve alarido. Zayn pasó uno de sus brazos bajo mi lumbar para sujetarme mientras el otro se situó en mi nuca. Encajó su rostro en el arco de mi cuello y entró por completo dentro de mí. Esta vez si que grité, el dolor se entremezcló con el gozo de tenerlo en mi interior. Mis dedos se agarraron con fuerza a sus fornidos hombros. Zayn se retiró despacio y volvió a adentrarse. Repitió el proceso, una, dos, tres … varias veces; cada vez que mi pelvis estaba ensamblada por completo con la suya gemía, y él seguía moviendo sus caderas cada vez con más fuerza. El dolor se disipó, mi boca estaba entreabierta permitiendo que escaparan cada vez más suspiros. Zayn buscó mis manos y entrelazó sus dedos con los míos fuertemente, seguido de un lento y profundo beso en los labios. El momento inició a tomar velocidad, mi cuerpo daba sacudidas, a él también empezaron a temblarle los brazos y se le marcaban unas finas venas.
  • Mírame ____ - rogó en un suspiro.
El contacto visual hizo que me estremeciera, sus preciosos ojos marrones atravesaron los míos dándome la sensación de que estaba más dentro de mí, no solo en mi cuerpo, Zayn se coló dentro de mi alma.

La agitación aumentaba por momentos, estábamos a punto de corrernos. Una de mis manos se liberó de la de Zayn y recorrió su brazo, su pecho, sus abdominales hasta que reposó detrás de su cintura. No podíamos aguantar mucho más, Zayn cada vez daba embestidas más enérgicas y continuas. Finalmente el placer viajó por cada rincón de nuestro cuerpo. Zayn dejó salir un gruñido de su garganta y yo chillé su nombre, el orgasmo fue arrollador.

Zayn se dejó caer sobre mí, sentí todo su cuerpo, su tibia respiración agitada en mi cuello y el zarandeo de su corazón en mi pecho. Aquella sensación era agradable, pero yo también estaba jadeante y con él encima apenas podía respirar.
  • Zayn, me ahogo – expulse las palabras sofocada.

Sentí la leve presión de sus labios contra mi hombro y elevó la cabeza sonriente para deleitarme con otro roce de sus labios con los míos. Se echó a un lado de la cama, abandonando mi interior. Se puso a mi lado, sin dejar de mantener el contacto con mi cuerpo, pasando uno de sus brazos por mis hombros, reuniéndome en su regazo. Lo abracé, sentí que no necesitaba nada más, sentí que podía pasar el resto de mi vida allí tirada en la cama sintiendo su calor. Zayn besó mi frente.
  • ¿Cómo estás? - preguntó en un murmullo.
  • Creo... - cogí aire profundamente – que mejor que nunca – su mano deambuló por mi brazo que lo abrazaba.
Inconscientemente cerré los ojos y me sumí en la profundidad de un sueño tranquilo y renovador.

* * *

Cuando desperté abrí los ojos lentamente. No había nadie entre mis brazos. Me incorporé y miré alrededor, toda la ropa seguía esparcida por el suelo y mi cuerpo estaba cubierto por una sábana. Miré el reloj digital, eran las seis de la tarde. Había pasado durmiendo dos horas. Me envolví en la sábana y salí de mi dormitorio. Enseguida vi a Zayn sentado en el sofá, de espaldas a mí, viendo la televisión. Me acerqué sigilosamente y rodeé su cuello con un brazo colocando mi boca a la altura de su oreja.
  • Me he despertado muy solita – susurré con sensualidad.
Zayn giró la cabeza mostrando todos sus dientes, tomó una de mis manos y me guió para que rodeara el sofá y me pusiera enfrente de él, tan solo llevaba los boxers.
  • Me levanté tan solo un momento para ir al baño y cuando regresé te habías acomodado en medio de toda la cama – rió – no quise molestarte – me atrajo hacia él y me sentó en sus piernas – te veías preciosa – sonreí y me incliné hasta quedar sobre su hombro.
  • Oh Dios mío – susurré al ver su espalda, tenía varios arañazos - ¿Yo te hice eso?
  • Sí, eres toda una gatita – se mofó, al instante me ruboricé.
  • Lo siento – pasé un dedo por encima de una de las líneas rojas – ¿te duele? - le miré a los ojos para ver su reacción.
  • Para nada – sonrió y llevó una mano a mi muslo – ¿a ti te duele algo?



A decir verdad, la entrepierna me dolía como nunca imaginé que podría dolerme pero no le dije nada. Simplemente negué varias veces con la cabeza. De pronto sentí un pequeño vacío en mi estómago.
  • ¿Tienes hambre? - le pregunté inocentemente.
  • La verdad, verte solo con esa sábana despierta mi apetito – se mordió el labio.
  • Me refería a comida de la cocina – le mordí la oreja – yo estoy hambrienta.
  • Bueno, también me gusta ese tipo de comida – torció el gesto – ¿me invitas a cenar?
  • Solo si me ayudas a preparar el pollo – sonreí.
  • Gatita – nos puso en pie – esa oferta es imposible de rechazar – me dio un pico – ¿dónde está el pollo?
  • En la nevera – me separé de él – voy a ponerme algo de ropa, no te lo comas tú solo todo, eh – le advertí y el rió.
  • No tardes mucho por si acaso.
Fui a mi cuarto a ponerme ropa interior, quería estar cómoda pero también quería resultar algo sugerente para Zayn. Me senté en el borde la cama, haciendo una imagen mental de lo que tenía en mi armario. Me quedé en blanco mirando el suelo... al parpadear vi una buena opción, su camisa. La recogí del suelo y me la puse abrochando los botones desde el centro, cubriéndome hasta las nalgas. Me miré al espejo y cepillé mi pelo, la gran víctima de la batalla que habíamos tenido en la cama.

Cuando regresé a la cocina Zayn estaba concentrado en cubrir de manteca un recipiente de cristal y ya había aliñado el pollo.
  • Parece que te manejas bien en mi cocina – sonreí. Se dio la vuelta y me examinó con los ojos bien abiertos, y al final se mordió el labio inferior con una sonrisa maliciosa.
  • Y tú te manejas bien a la hora de ponerte ropa que me vuelve loco.
Avancé y me puse de puntillas frente a él para besarle. Su boca buscó la mía con ambición. Zayn me apretó contra él y profundizó el beso, nuestras lenguas se encontraron y sentí que ardíamos.
  • Cielo – separé nuestras bocas y posé una mano en su pecho con dificultad – deberíamos terminar de cocinar.
  • Cierto – jadeó – aparquemos lo mejor para el postre … esto solo fue un aperitivo.
  • Bien – le di un beso rápido – pon la comida en el horno. Yo mientras hago la salsa – dije aún con nerviosismo.
  • Ambos nos pusimos a ello y él además, puso la mesa. Mientras yo removía la leche con sus ingredientes en la cacerola, esperando a que espesara, Zayn me abrazaba por detrás y reposaba su barbilla en mi hombro. Cuando la salsa quedó lista la pasé a otro recipiente y la dejé a un lado.
  • Listo, ahora toca esperar a que termine de asarse el pollo – anuncié alegremente.
  • Le queda media hora.
  • ¿Qué te apetece hacer mientras tanto? - envolví su cuello sonriendo.
  • Tenerte entre mis brazos – susurró – aprovechar cada instante a tu lado antes de que ...
  • Ssh – puse mi índice en sus labios sabiendo que recordaría el poco tiempo que nos quedaba para estar juntos – disfrutemos esto. No pienses más en la distancia, ahora es inexistente – clavé los ojos en sus pupilas.
  • Inexistente – repitió alzándome en sus brazos.
  • Aah – me asusté – ¿qué demonios haces?
El se carcajeó y se dirigió al sofá. Cuando se sentó me dejó encima de él y encendió la tele. Me apoyé en su pecho y él me estrujó por la cintura con un brazo mientras con el otro dirigía su mano en movimientos ascendentes y descendentes sobre mis piernas desnudas. Supuestamente estábamos viendo una comedia, pero yo no hacía más que mirar su rostro y acariciar la piel descubierta de su torso. Zayn me miraba de vez en cuando y besaba mis labios, pero con la precaución de no dejarse llevar y terminar de nuevo en la cama.

Al cabo de un rato el temporizador del horno empezó a sonar, indicando que la cena ya estaba lista. Con pesadez me levanté del sofá y fui a servir la comida. Zayn me siguió y me ayudó; comimos tranquilamente y recogimos la mesa.
  • Nos quedó delicioso – comenté cuando ya había dejado todos los platos en el lavavajillas.
  • Sí – sonrió travieso – pero ahora toca el postre.
Zayn se agachó y me cogió de las piernas apoyando mi cuerpo sobre su hombro como si fuera un saco.
  • Zayn, ¡suéltame! - le di unos débiles golpes en la espalda.
  • ¿Quieres estarte quieta? - me dio un cachete en el culo.
  • ¡Eh! - me quejé y entonces me tiró a la cama. Me puse en el centro con las piernas cerradas mirando expectante a la figura que se mantenía de pie enfrente.
  • No eres consciente de lo jodidamente sexy que se te ve con esa ropa.
  • Ya … me sienta mejor que a ti – bromeé. Él soltó esa risa tan suya que amaba.
Me cogió de los pies y me arrastró hacia él. Me puse de rodillas y el empezó a desabotonar la camisa. Cuando la deslizó por mis brazos besó mi hombro y acarició mi dorso. La luz de la luna se colaba por las cortinas que había en la ventana y proporcionaba a Zayn una imagen de semi-dios marcando cada uno de los cuadraditos que se formaban en su abdomen. Zayn enredó sus manos con el cabello de mi nuca. Pasó a besar mi cuello y deslizó una mano dentro de mis braguitas. Abrí los ojos por la sorpresa, Zayn se apartó de mi cuello y me miró a la cara.
  • Tranquila cielo – susurró dulcemente mientras rozaba sus dedos con mi clítoris.
  • Ooh – exclamé. Zayn se agachó, bajo la prenda que le obstaculizaba la visión de mi feminidad y volvió a la altura de mis labios.
  • Tumbate cariño – me ordenó. Antes de hacerle caso yo también cogí la cinta de sus boxers y los bajé. Pasé mis manos alrededor de su erección y gimió echando la cabeza atrás – Oh Dios, ___, ¿qué has hecho? - formuló esa pregunta sin respuesta por el delirio.
Se me hizo divertido verlo de aquella manera, volví a frotar suavemente su miembro con mis manos y en un acto desesperado agarró mis muslos para alzarme y ponerme a su altura. Enrosqué mis piernas por su cintura y busqué sus labios con fervor.
  • Me estas volviendo loco – rugió mientras me apretaba contra la pared y empezaba a entrar en mi interior.
Eché la cabeza hacia atrás, Zayn se apoderó de mi pezón empezando a succionar. El placer era infinito, no podía concentrarme en ninguna parte de mi cuerpo en concreto. Las penetraciones cada vez eran más profundas y más rápidas. Me agarré con fuerza a sus hombros, quería sentirlo lo más cerca posible de mi cuerpo.

Ambos sentíamos que llegaríamos al éxtasis en poco tiempo. Justo entonces Zayn volvió a cargarme y se sentó en la cama dejándome a mí finalizar la tarea.

Apoyándome sobre las rodillas salí y volví a entrar profundizando y rodeando toda su longitud. Sus manos tomaron mis muslos y repetí los movimientos ascendentes y descendentes de mi pelvis.

Zayn llegó primero a la cima e hizo que lo acompañara en su gozo rozando sus dedos con mi clítoris.

Reposé mi cabeza en el arco de su cuello. Sentí sus manos en mi cintura y mientras se tumbaba me reclinó sobre la cama. Su suave beso en los labios colmó la sensación de felicidad.
  • No te vayas – musité estrechándome con su cuerpo – quédate conmigo.
Zayn soltó un suspiro a la vez que paseaba sus dedos por mi cintura. Sabía que esa súplica tenía doble sentido, no quería que se fuese, quería que estuviese a mi lado cada día cómo en esa noche.
  • Te propongo otro trato – alcé el cuello para ver sus ojos – ven tú conmigo – le miré incrédula – te quiero, quiero que vengas conmigo a la gira – hizo una pausa y puso un mechón de pelo tras la oreja – si no te tengo a mi lado, no haré mas que pensar en ti y no podré centrarme en los conciertos, ni en nada que no seas tú.
Las lágrimas amenazaron con salir, aquella situación era inimaginable. No sabía que decir, las palabras no podían salir de mi garganta, tan solo pude abrir la boca y dejar escapar un sollozo. Por la cara que puso, Zayn no se imaginó en ningún momento que tendría esa reacción. Me incorporé y coloqué la cabeza entre las rodillas intentando tranquilizarme y aclarar mis ideas.
  • Si no quieres... si... - empezó a susurrar pasándome una mano por el hombro.
  • No – le corté – claro que quiero – me giré para mirar su rostro – contigo me iría hasta el fin del mundo – Zayn pasó el pulgar por la comisura de mis labios, una lágrima había llegado hasta allí – es solo que esto ha sido tan...
Zayn abrevió mis palabras en un beso tierno pero a la vez cargado de pasión, lento e infinitamente dulce.
  • Ha sido como un sueño – comenté tumbándome en la cama mirando hacia la luna que asomaba por la ventana.
  • Un sueño del que no vamos a despertar – aseguró rodeándome con sus brazos por detrás.
FIN